SAN SEBASTIÁN 57, CUANDO LO CLÁSICO TORNA MODERNO

Junto al Mercado de Nuestra Señora de África en Santa Cruz se hace imprescindible para los amantes de la buena gastronomía una visita a San Sebastián 57, donde disfrutar de la cocina muy personal de Alberto González Margallo en la que se fusionan, con gran acierto además, lo tradicional – siempre con producto de mercado y temporada – la cocina canaria, los sabores clásicos y las presentaciones de lujo, tanto en la carta como en su ya afamado menú ejecutivo.

Acoge San Sebastián 57 dos comedores que, en sendos espacios elegantes, combinan diseño y estilo con sencillez y buen gusto. Además, anexa la que, probablemente sea la mejor vinoteca de la isla: El Gusto por el Vino. Permite por tanto este restaurante disfrutar de brillantes elaboraciones coquinarias al tiempo que descorchar en mesa, por tan solo 8 euros, cualquier botella de la excelsa y más que surtida cava sin tener que ceñirnos a la ya de por si amplia carta de vinos.

Alberto González no deja de afianzarse como un referente de la cocina canaria, y prueba de ello son, por ejemplo, su Wanton al vapor de atún, duxelle de portobello y cebolla de Guayonje, el Tiradito de pámpano, Palma-Lila, piparra y tallarín de Guayonje salpicado con arbequina volcánico o su carrusel de entrantes con Causa de papa negra y calamar, cangrejo real, mayo-wasabi y aguacate;  Ostra en tempura, caviar de arenque ahumado y cilantro tierno; Vieira, papa negra y alioli de ajo negro o el Tallarín de calamar, cococha de merluza de Lanzarote a la llama con su pilpil.

No fuera bastante aún, los platos principales brillan con luz propia en forma de un Romerete ligeramente ahumado, millo-cilantro, tartar de boletus, crema de batata y corteza de maíz o un Jarrete de cabrito cocinado a baja temperatura, hojas crujientes y reducción de su esencia.

Con los postres, finalizar y decir que en San Sebastián 57 lo clásico torna moderno al tiempo que deslumbra: Barraquito, crumble de café, helado de licor 43, aire de leche-canela-limón y Espuma de coco, tartar de fresno y crema de vainilla crujiente.