El nombre lo dice todo pero antes de pensar en la comida nos podemos referir al hecho también de revolcarse por el suelo con cuerpo estirado y giro lateral de forma completa. Los motivos pueden ser de risa o por celebrar la ocurrencia de alguno de la reunión del momento. Después está el que va a la playa de arena fina, a ser posible de color clarito imitando a pan rallado, y es víctima del fuerte viento, produciéndose un empanado natural, propio de la madre naturaleza con los ingredientes del día.
Claro está que detrás de todo esto, se encuentra la inevitable comparación con la famosa croqueta gastronómica. Dos cosas son importantes, el relleno y el empanado, a veces doble.
Para las familias numerosas es un verdadero calvario, ya que no se sabe cuántas hay que hacer por persona, las que llegan a la mesa y las que se pierden por el camino. No podemos dejar de homenajear a la máquina de moler que utilizaban las abuelas y los más pequeños le daban vueltas a la manivela para realizar su función, y de paso se juntaban, tranquilidad y entretenimiento. Mientras estaban ocupados, no estaban maquinando algún plan para hacer una de las suyas. Al recordar este sistema casero, vemos como la croqueta olvidada a día de hoy, es la de carne con sus especias incorporadas.
En la actualidad domina la famosa bechamel y se le añaden diferentes ingredientes. Igual que para los colores, hay variedad de sabores, destacando la de espinacas por su color verde junto al marrón del empanado y la típica canaria de gofio con miel de Palma.
Quizás por todo esto, hoy podemos ver negocios como las Croqueterías ofertando infinidad de sabores, a cuál más original y teniendo la posibilidad de degustarlas en el propio local o empaquetarlas para llevar en una tarrina, ya pasadas por aceite bien caliente o sin freír.
No podemos olvidarnos del famoso Croquetón, nombre que recibe la croqueta de mayores dimensiones. Los amantes de las croquetas son conocidos con el nombre de Croqueteros y dan luz verde a cualquier comida que antes o después incluya croquetas. Si se va a la montaña de excursión, la protagonista es la croqueta y si por el contrario, se opta por la playa, es más que frecuente ver el famoso táper con las citadas croquetas.
En fin, como dice el dicho, a nadie le amarga un dulce, y mucho menos, una croqueta.
Bernardo Lozano Acuña
Escritor
Escritor, Conferenciante y Columnista de La Opinión de Tenerife