Empezamos limpiando bien el pollo con agua por dentro y por fuera, para eliminar cualquier resto de suciedad que pueda tener.
Lo secamos con papel de cocina y con ayuda de un soplete quemamos toda la pelusilla y plumas que pueda tener. Precalentamos el horno a 200º
Lo regamos con aceite de oliva y zumo de limón, y después lo espolvoreamos con sal, pimienta, y generosamente con las hierbas aromáticas.
Cuando el horno esté caliente, lo introducimos y lo dejamos cocer una media hora (15 minutos por cada lado).
Pasado este tiempo, lo regamos con la cerveza, bajamos la temperatura a 180º y lo asamos unos 50 minutos, dándole la vuelta de vez en cuando.
Subimos la temperatura otra vez a 200ºC y lo dejamos unos cinco o diez minutos para que se dore del todo la piel, aunque con cuidado para que no se queme.