En una bandeja que pueda ir al horno, ponemos los trozos de carne, los salpimentamos, los espolvoreamos con el tomillo y el romero y los regamos con un buen chorro de aceite.
En un cazo, ponemos el agua a calentar, añadimos la pastilla de caldo de pollo y lo ponemos al fuego para que se disuelva.
Retiramos el cazo del fuego, añadimos la miel y removemos con una cuchara.
Regamos la carne con esta mezcla e introducimos la bandeja en el horno precalentado a 200ºC durante un hora y media o dos horas.
Para que se haga bien por ambos lados, lo mejor es que cada 20 minutos le demos la vuelta a la carne y la reguemos con el líquido.