De Fyffes al Brexit: 135 años de historia del tomate de Canarias en el Reino Unido

El negocio de la exportación de tomates de Canarias en la UE ha perdido mucha cuota de mercado producto de cambios de tendencias de consumo y países mediterráneos

El negocio de la exportación de tomates de Canarias en la UE ha perdido mucha cuota de mercado producto de cambios de tendencias de consumo y países mediterráneos. El principal escenario de ventas del tomate canario es en el Reino Unido. Los exportadores canarios se consideran dañados por la salida de los ingleses de la UE.

Pero afirman que no van a ceder sus posiciones. La presencia del tomate de Canarias viene desde 1886. Fueron las primeras exportaciones de Fyffes y estableció en Londres una empresa que se llamó Fyffes & Hudson. En 1891 otros británicos, los de Elder Dempster, se asociaron a Fyffes y crearon una ruta marítima para incrementar la producción de Canarias al Reino Unido. Mientras, los canarios se fueron instalando en Londres para cobrar y vigilar la calidad con empresas como Bonny. Fyffes ha salido del negocio tomatero canario y es propiedad ahora de la firma japonesa Sumitomo. Bonny, por su parte, ha entrado en el negocio del turismo de multipropiedad, restauración e inmobiliario a la vista que el tomate ya no genera los márgenes de antaño.

Los tomates de Canarias que llegaban al Reino Unido eran empaquetados por mujeres que atendían a sus familias al tiempo que vigilaban que sus derechos salariales no fueran atacados. Estos tomates se descargaban tras cinco o seis días de buques apenas sin refrigerar en muchos casos. A partir de 1950 los empresarios canarios y asociados ingleses fueron mejorando su servicio con plantas logísticas que primaban la calidad al tiempo que la red insular se ampliaba ya Liverpool, Hamburgo, Le Havre, y Marsella. Pero en Londres era donde estaba el negocio financiero del tomate para 60 empresas de la islas como Hijos de Diego Betancor S.A., que tuvo hasta un 20% de cuota de mercado. La llegada del Brexit pone a los tomateros canarios en un escenario similar; pero con tecnologías de maduración y redes logísticas altamente competitivas con los que también compite. Además, los costes de transportes dependen de las ayudas de la UE de forma permanente.

A juicio de los historiadores Miguel Suárez Bosa y Manuel Rebollo López lo peor de aquel periodo fue gestionar la liquidez. «Es importante reseñar las dificultades de financiación de las empresas del sector y los medios disponibles para cubrir los primeros gastos de la campaña hasta que llegaran los ingresos una vez comenzada la cosecha» porque «también es conocido el riesgo en que fue encuadrado este sector por las entidades financieras y los problemas para conseguir los créditos previos a la campaña. En la gestión de los anticipos participó activamente el receptor que representaba al cosechero«. Fue, por tanto, un negocio basado en la confianza con 200 productores que no se ponían de acuerdo.

Para Bosa y Rebollo, hubo «un desorden que perjudica la gestión de venta ante el importador comprador» porque «también se reflejó esta atomización comercializadora, en la cantidad de receptores ubicados en los puertos de destino, sobre todo en Londres, defendiendo a nivel individual las negociaciones con los mayoristas fruteros, en muchas ocasiones, sin un conocimiento básico del inglés para poder conectar comercialmente con un mínimo de garantías. En los años cincuenta había en Gran Canaria cerca de 200 exportadores, cantidad excesiva que se debía reducir necesariamente y, así ocurrió, como comprobamos por el número de firmas que exportan en la actualidad«.

El mayor operador actual en Canarias es el mismo que en Londres en 1928 comenzó a funcionar con el nombre de Antonio Bonny Gómez. Juliano Bonny Gómez fue quien recoge el testigo en 1935. En 1928 Antonio Bonny abre Victoria Trading con sedes en Londres y Rotterdam, donde permanecen casi un siglo después. Las familias han seguido con la exportación de tomate. El presidente de la Federación de Exportadores Hortofrutícolas de la provincia de Las Palmas (Fedex), José Juan Bonny, señala que los productores canarios «no van a renunciar a la presencia del tomate y el pepino canario en el mercado británico».

Bonny señala que Canarias suma «135 años de historia y un producto de excelente calidad que mantiene su prestigio» entre los consumidores británicos y europeos, apuntando que a pesar del «incremento de competidores, los productores canarios siguen trabajando día a día por mantener la diferenciación, basada en la calidad y la sostenibilidad amparadas en la Región Ultraperiférica«. Con el Brexit, los tomateros de Canarias han comenzado a estudiar su impacto. Ya salieron airosos por el aislamiento de Canarias por la II Guerra Mundial pero sí saben que pedirán a la UE actualización de las ayudas y continuar las negociaciones  con la Comisión Europea. Brexit, costes de transportes y la plaga del rugoso del tomate en diversas explotaciones del sureste peninsular es lo que más preocupa al sector. «Más temprano que tarde, lo que supondría poner en cuarentena los cultivos«, afirma.

José L. Jiménez eleconomista.es

Shares