La Casa del Vino de Santa Brígida acogió el pasado jueves la celebración de la XXIV Cata de Vinos de Gran Canaria en la que participaron 23 bodegas que forman parte de la Denominación de Origen de la Isla con 53 vinos tintos, blancos secos, semisecos, dulces y semidulces

En total el panel, formado por 15 expertos, pudo catar 30 vinos de la categoría de tintos, 15 de blancos y 8 del resto de categorías, lo que demuestra la vitalidad y la riqueza del sector vitivinícola en la Isla. Así lo señaló el consejero de Sector Primario y Soberanía Alimentaria, Miguel Hidalgo, quien habló del esfuerzo de hombres y mujeres por mantener en el tiempo bodegas y viñedos, así como por ofrecer un producto de la mejor calidad.

Hidalgo hizo referencia a la significación especial de esta edición, marcada por los últimos incendios sufridos en Gran Canaria que han afectado al sector agrícola y ganadero especialmente, y aprovechó para animar a viticultores y a bodegueros a continuar creciendo en este sector que es muy importante para la zona rural.

El concurso oficial de Cata, que se celebra desde el año 1996, es una herramienta de promoción que permite dar a conocer la evolución de los vinos, indicó el presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Gran Canaria, Pedro Suárez. “Esto nos sirve para que la gente apoye y valore todo aquello que está detrás de una copa de vino como son el paisaje, el trabajo y para visibilizar a las personas que viven en la Gran Canaria vacía”, concluyó Suárez.

La Denominación de Origen Vinos de Gran Canaria tiene 250 hectáreas de viñedos, distribuidos por toda la geografía insular y por prácticamente todos los municipios, con un total de 73 bodegas y una gran diversidad de vinos de una singularidad y una calidad extraordinarias.

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