Una nueva cultura ha llegado y para quedarse, por el número de adeptos que ha conseguido por sus beneficios para la salud. Las bebidas sin alcohol permiten divertirse lo mismo pero sin correr el riesgo de verse involucrado en alguna situación desagradable.
La cerveza sin alcohol establece una diferencia entre la llamada 0,0% y la Sin. La variedad existente es impresionante y muchas con el sabor muy parecido a la que tiene alcohol. Algunos dicen que sabe a lata y otros dicen cómo hay que servirlas, bien frías. Ya de por sí, una no muy fresca, no entra igual. Antes, muchos después de consumir alcohol, rezaban para no encontrarse con la Guardia Civil y ahora, que impera la tranquilidad y la no existencia de riesgo, no aparecen para realizar el control de alcoholemia y obtener el ansiado resultado negativo.
El no beber tiene sus consecuencias y más sabiendo de antemano que el alcohol engorda. La barriga se nota y son muchos los que te peguntan: ¿Has bajado peso? También se duerme como un lirón y vuelve la alarma del despertador y no la radio con las noticias, que de forma voluntaria conectas mientras llega la hora de ponerse en marcha. Queda atrás el contar en la oscuridad y recién acostado, no las ovejitas, sino cuántas cervecitas o cañitas, te has tomado en un día. Llega el verano y la cerveza es bebida por excelencia en esta época del año, pero sin alcohol.
Por si éramos pocos, aparecen los vinos sin alcohol, tinto y blanco, ante la incredibilidad de más de uno, que no entiende su elaboración. Las bebidas sin alcohol se pueden mezclar con todo y además de las nombradas, se incorporan los refrescos, la tónica o los jugos de todos los sabores. El color azul es el identificativo de las cervezas 0,0% o sin alcohol. No se entiende que algunos establecimientos las sirven sólo en botellín.
Que cada uno obre en consecuencia y más con la cantidad de bares existentes donde elegir. Si a estas bebidas le añades deporte, mejor que mejor. En natación, por ejemplo, el cuerpo pesa menos y se avanza mucho más. En fin, sin alcohol, la vida es más sana, sin privarse uno de nada, organizándose mejor y comiendo de forma ordenada en beneficio propio.
Así todo, el que consuma alcohol, que lo haga de forma moderada y con sentido común, ganando en salud y evitando algún que otro disgusto.
Bernardo Lozano Acuña
Escritor
Escritor, Conferenciante y Columnista de La Opinión de Tenerife