Ahora que parece estar tan de moda el prefijo Gastro, la Vigilia, desde luego, no se iba a quedar atrás.
Llega el tiempo de Cuaresma y son muchos los que siguen junto al apartado religioso, el gastronómico. El plato dominante sin lugar a dudas, es el tradicional Potaje de Vigilia. Antiguamente era un tiempo, el de Cuaresma, donde destacaban los sacrificios y ayunos, así como una cierta tristeza alrededor.
Hoy, todo ha cambiado y podemos encontrar una gran variedad a la hora de satisfacer todos los paladares. El pescado es un clásico representado en la mayoría de las ocasiones por el bacalao, que se prepara de muchas formas. El potaje de garbanzos con espinacas no se queda atrás, acompañado por una gran variedad de ensaladas con productos como los espárragos trigueros y las tan solicitadas en la cocina moderna, las trufas.
Alternativas actuales hay muchas como el arroz como plato o guarnición. La originalidad juega un papel importante como las albóndigas de chocos, las croquetas de pescado con salsa de cabrales, los langostinos al ajillo, los buñuelos, también de bacalao, la carrillada de merluza, la ensaladilla de pulpo y las migas, como no, de bacalao.
De postre, no puede faltar la torrija tradicional y los helados. Identificativos con el lugar pueden ser las Monas de Pascua o los Pestiños. Éstos son una masa de harina frita pasada por miel a los que se les da una forma particular.
Son muchos los restaurantes que se apuntan a día de hoy, a las tradicionales Jornadas De Vigilia, ofreciendo un menú acorde con la época. Los días de Cuaresma y más concretamente la Semana Santa, son el marco ideal para una degustación de sabores, que partió del plato insignia, el Potaje de Vigilia.
Al mismo tiempo, rodea a la restauración todo lo referido a cultura con contenido religioso. Se observa como hay tiempo para todo, teniendo en cuenta que para muchos es un período de vacaciones. Se puede disfrutar del campo, de la playa y de los cultos religiosos en las iglesias, antes de las procesiones en la calle. Una buena organización, puede llevar a más de uno de un sitio a otro enriqueciéndose culturalmente, gastronómicamente y además de la posibilidad de participar en lo religioso, si es creyente.
En fin, es una época del año donde la oferta es grande e importante y así, en todo su conjunto, disfrutar nunca mejor dicho, de una Cuaresma como Dios manda.
Bernardo Lozano Acuña
Escritor
Escritor, Conferenciante y Columnista de La Opinión de Tenerife