Quizás es una de las verduras más saludable que existe, dadas las propiedades que la avalan. Si se estudia en profundidad, más de uno se sorprenderá de todo lo que puede aportar, claro está, de forma positiva.
La salud, que es lo principal, necesita aportaciones y las encuentra en la calabaza. Los amantes de la fibra la tienen en buen lugar, al igual que los que visitan a menudo los baños, ya que es diurética. Una dieta sin calabaza, como que no es dieta, falta algo. El estómago, que es delicado, se ve reforzado por todas sus paredes y así combatir la acidez, las digestiones difíciles o la gastritis, calmando las irritaciones y dolores del mismo.
Los que tienen problemas en sus visitas a Roca, al igual que los hipertensos, también saltan de alegría. Su sabor es dulcito y se dice que rica en hierro como las lentejas y potasio como el plátano.
Los diabéticos ven con buenos ojos a esta verdura pero como todo lo que se consume, en cantidades moderadas, además de ver reducida su ansiedad por lo dulce. Un juguito, de esos de limpieza, necesita incluir a la calabaza, ya que por los profesionales, puede prevenir enfermedades como el cáncer de próstata para los hombres y útero para las mujeres o el de estómago para ambos. Las defensas son siempre muy importantes ante determinadas enfermedades y la calabaza se las aporta. La retención de líquidos con ella, mejora en cantidad y si se sufre alguna quemadura, ayuda en su cicatrización.
Si unimos todo lo anterior, llegamos a la conclusión de que se trata de una verdura maravillosa.
Después, en el mundo de la gastronomía encontramos el famoso potaje de calabaza y si le añadimos un calabacín o bubango, mejor. Un postre de zanahorias o un bizcochón con este sabor, casi nadie dice que no. En los restaurantes libaneses, como aperitivo, las sirven cortadas tipo juliana y aliñadas en vinagre, algunos con un poquito de pimienta en polvo. En las relaciones de pareja, significa que una de las partes ha dado plantón al otro o ha recibido una negativa por respuesta.
En el colegio, son reconocidas por ser lo equivalente a un suspenso y muchos tienen una colección, por culpa del profesor, que evalúa, nunca por el alumno, que no estudia.
Y finalmente está el que posa orgulloso junto a una calabaza de grandes proporciones, ya que su plantación ha conseguido un record.

Bernardo Lozano Acuña
Escritor
Escritor, Conferenciante y Columnista de La Opinión de Tenerife