Pasan los años y desde luego añoramos aquellas comidas caseritas, con un sabor de los que quitan el hipo y desde luego lo más importante, todo el mundo contento.
Cuando se iba de Guachinche o de Casa de Comidas, las ideas estaban muy claras. Todos los locales se identificaban por un plato característico con una receta de esas que siempre se oculta algo.
Desgraciadamente a día de hoy, muchos de ellos, no existen pero se les recuerda, concretamente en el municipio de La Laguna por su nombre, que sin duda ha marcado una época. Ir por la zona de San Benito, era sinónimo de parar en Las Moneditas y degustar su famoso bacalao o cherne salado con sus papitas bien arrugadas, con cariño. Otro día, optaba uno por ir más al centro en busca de unas papas rellenas con una elaboración característica, bien doraditas y sobre una base de salsa tomate. También no podemos olvidar pasar por Casa Maquila, sito en el callejón que adoptó su nombre, toda una referencia. Se podía probar una auténtica lengua estofada, plato que no sabe cocinar todo el mundo, unas garbanzas que cuando te preguntaban, contestabas que estaban de muerte. La carnita con papas , blandita, quizás el plato más solicitado por pequeños y grandes.
¿Quién no pone un plato de estos en el medio para compartir con los amigos junto con unas cuartitas de vino?
Los amantes de lo tradicional, no les importaba la cantidad de platos de la carta ya que su elección estaba clara, el tradicional filo mechado, receta que al público también se ha perdido, al contrario que en los hogares. Así todo, ¿hay algo mejor que unos huevos fritos con papas fritas y chorizo? La respuesta es mayoritaria, un no rotundo. Por eso no era difícil enfilar nuestro recorrido hacia la calle Viana, en busca de un lugar emblemático, el Dos y Una.
A día de hoy y por desgracia, mucho se ha perdido en favor de lo industrial. Si quieres croquetas o postres, los encargas y las señoras que trabajan lo casero, pasan a segundo plano. Las papas congeladas dando igual la categoría del local y las verduras, igual. Con razón lo cultivado, fresquito y realizado en casa, sabe a gloria. Se puede comprar calidad en los supermercados, pero comunicándoselo a los clientes, los mismos que durante toda una vida, le ha sido fiel a un mercado con vendedores de productos de calidad.
Bernardo Lozano Acuña
Escritor
Escritor, Conferenciante y Columnista de La Opinión de Tenerife