Pueden hacer una playa, crear orillas para poder acercarse, podríamos pensar si lo pusieran sobre nuestra mano, en lo insignificante que parece, la facilidad con la que puede volar de nuestra palma.

El Rincón del Lector en el barrio de San Juan en Telde, es un grano de arena de La Obra Social de Acogida y Desarrollo y también es un lugar al cual siempre me apetece ir. Al principio era una habitación, los libros apilados en cada esquina casi impedían el paso y cada vez que me encontraba allí, la niña que aún soy por dentro se revolvía pensando en aquellas librerías de los cuentos, aquellas en las que el personaje principal iba a encontrarse con el volumen que le guiase en su aventura, como en La Historia Interminable. Después se tiró un tabique, las estanterías eran más y todo se llenó de historias, de libros venidos de otras vidas, de soñadores que aún acariciamos el papel con secreta emoción.

Cada volumen cuesta uno, dos, tres euros… a lo sumo cuatro, yo no suelo ir más que con un pequeño billete en mi bolsillo para poder escapar de allí en algún momento. Una pareja absolutamente adorable lo gestiona, escribiendo de su puño y letra escrupulosamente cada libro que entra o sale y cabe decir que su gentileza y buen hacer se ven coronados por la habilidad innata para la venta de ella, pizpireta, alegre, sonriente y avezada, ya la quisiera cualquiera detrás de su mostrador. Cada euro recaudado ayudan a gestionar La Casa de Acogida de Obra Social y Desarrollo de Las Palmas de Gran Canaria, esos lugares que deben existir porque uno da un mal paso y se ve sin nada, porque una adicción te saca del camino y el sistema, porque te violentan y eres madre y en desamparo, porque te has hecho viejo y no le importas a nadie y los fantasmas ya turban tu entendimiento, para eso existe esta casa, dónde trabajan psiquiatras y psicólogos, médicos y enfermeros, voluntarios que asisten a esos que llamamos los desheredados, para hacerles sentir útiles y válidos con talleres y empeño, para hacer visibles a quienes no se encuentran, a los que no queremos ver.

El papel que juega el vino en esta historia hoy es únicamente a través de mí, que son ustedes. Todas las #garnachocamisetas que los flamantes #garnachofriends han lucido con orgullo no han sido más que otro pequeño grano brillante sobre la palma de una mano, capaz de no ser nada y sin embargo siendo mucho, siendo un gesto. Usando esta vez a La Garnacha de Sara y su confianza en mi trabajo como medio de fortalecer el cimiento de lo que sencillamente está bien por el mero hecho de estarlo, pues una buena acción en sí misma se justifica y sirve en un mundo dónde nadie ama por nada.

No es la Navidad, no es el brindis que se haga en mi mesa o en la tuya, es que hay mesas en las que las copas no brillan y sin embargo el mundo del vino es de nuevo demostrativo y hacedor de cariños.

Hay personas que no son espectros, que no son siempre otros, que comen cada día y deben también alimentar sus esperanzas, al final o al comienzo de su camino. Una camiseta de una mujer que habla de vino, un libro que acunó otro regazo y que ahora espera ser tuyo, cuentos para tus hijos, artículos de segundo uso o artesanía hecha por manos que esperan los pequeños o grandes movimientos de las tuyas.

Gracias a todos por sencillamente creer en lo que hago y a través de ahí inclinarse hacia los demás, los demás que somos nosotros. Hoy sí brindo por ustedes #garnachofriends, por sumar granos de arena.

Sara González Martín

Sara González Martín

Sumiller y T. Superior en Enología y Maridaje

Sumiller, Técnico Superior en Enología, Maridaje, Comercio y Marketing así como Docente de Sumillería de HECANSA en la Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Santa Brígida en Gran Canaria.

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