Hay que ver lo importante que ha sido y es la leche en la alimentación.
Blanquita y fresquita, dejando un bigote sobre la boca de todo aquel que la bebía con ansia y rapidez. Antiguamente existía sólo la leche, a secas, de vaca y también la de cabra, algo más espesa.
A día de hoy, la variedad juega un papel importante y vemos, la leche entera, semidesnatada y desnatada. La constitución de las mismas se puede observar por la cantidad de agua. Encontramos leche de almendras, de avena, de coco, de arroz con muchos azúcares, de nueces y hasta de alpiste para una regulación cotidiana.
Tenemos que recordar la famosa leche en polvo, que se ponía por cucharas soperas en un recipiente de plástico, donde se mezclaba con agua, todo un batido. El proceso era de lo más divertido, por las formas de moverse de muchos para conseguir que no quedaran grumos. Más tarde se colocaba en un caldero, sólo utilizable para la leche y se ponía a hervir. A partir de aquí empezaba un verdadero calvario para muchos, por lo que se optaba por colocar a una persona de guardia observando al famoso recipiente. Su misión consistía en no quitar la vista del proceso de ebullición y evitando así, que se derramase. Había que estar muy atento, porque en caso contrario, dejaría la cocina hecha un desastre y lo peor, con enfado, limpiar los fuegos. Todo junto con los lamentos incluido aquello de que estaba allí pero me despisté un momento y pasó lo que pasó.
No olvidemos la leche sin lactosa, como los famosos yogures, la evaporada, que nos ilumina la elaboración de muchos postres, al igual que la condensada, leche dulce para los ingleses, que según muchas personas, crea adicción. Hay muchos que cogen un tubo, modelo pasta de dientes y de una sola vez, le rinden honores y se acabó lo que se daba. No olvidarnos de la ecológica, ahora que están tan de moda estos productos aunque sean un poquito más caros pero naturales al cien por cien, sin añadidos en su proceso de crecimiento o de realización.
Si lo anterior parece poco, no olvidemos los preparados lácteos ni los llamados derivados de la leche. Como expresión, si tropiezas con algo, te das una leche.
En fin, que cada uno elija la que mejor le siente, no olvidando la leche materna, muy importante, sin duda la primera en la vida
Bernardo Lozano Acuña
Escritor
Escritor, Conferenciante y Columnista de La Opinión de Tenerife