Esta expresión tan castiza, “dar gato por liebre”, la usamos cuando nos engañan, cuando nos dan un artículo por otro intencionadamente y habitualmente de menos calidad.

¿Cuántas veces nos ha pasado? Vamos a un lugar a disfrutar de una buena comida con amigos, familia o tu pareja, y te sirven en el plato algo muy distinto a lo que supones que has pedido. ¡!Nos engañaron!!.

A raíz de las intervenciones  recientes en  esta plataforma y aprovechando esta maravillosa era de la comunicación, muchos de ustedes, han colmado el buzón con preguntas , interesantes e inquietantes, de las cosas que les ocurren cuando van a degustar grandes platos, así que mientras voy preparando  respuestas, hoy he elegido entre todas ellas; los engaños culinarios.

¿Qué pasa cuando nos dan gato por liebre? Cuando te cobran por un chuletón y lo que te han servido es un filete que no sabe si es de falda, cadera …, cuando pides jamón de pata negra cinco J y te ponen uno de recebo sin letra, y ya ni hablemos de los licores, que te enseñan un Whisky de 30 años y el que te sirven es de meses, no le han salido ni los dientes.

Estos comportamientos tan repetidos y frecuentes – sobre todo ahora en épocas de grandes comilonas navideñas- yo no dudo en calificarlo,  desde el punto de vista jurídico,   como una verdadera Estafa.

El Código Penal del Reino es claro y describe la ESTAFA al decir:

…  cometen estafa los que, con ánimo de lucro, utilizaren engaño bastante para producir error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno…  

Así que para consumar la estafa, requiere que el que te pone gato, sabe que es gato, y no liebre, seguido de ese engaño para que te creas que te estas comiendo una liebre te induce a cometer el error y pagar por algo que no te has comido y así obtiene un beneficio que jamás obtendría si tu supieras que lo que estas comiendo es un gato. Son esas veces que piensas que te estas comiendo un solomillo de cochino negro y la realidad es que es un solomillo de cerdo blanco, que te estas comiendo atún rojo de almadraba y son migas de atún enlatado, te estas comiendo pescado salvaje cuando es de piscifactoría, te estas comiendo gamba de Huelva cuando son de China o te estas comiendo una  papa bonita cuando es horrorosa. ¿Cómo detectarlo? ¿Debemos acudir con un perito culinario al restaurante? La respuesta es no.

Estos comportamientos, de dar gato por liebre, venderte algo fresco cuando es congelado … ocurre mas de lo que pensamos, lo cierto es que no se detectan. No existen hoy mecanismos para ello, mas que la pericia de los comensales. Y cuando se detectan son irrelevantes para el derecho penal por lo escaso de las cuantías que se estafan.

El problema se nos plantea, primero en detectar el engaño, es decir, en comprobar  que lo que estamos consumiendo no es lo que hemos pedido y lo que aparentemente ofertaban en la carta de ese fastuoso restaurante no es lo que nos sirven, por lo que realmente nos han tomado el pelo, nos han timado.

Ahora bien, en rigor, debemos centrar la autoría de esa “presunta” Estafa, es decir, ¿quién es el autor de este engaño?. Aquí nos encontramos con un verdadero problema. El autor de esa Estafa ¿es el cocinero, el pinche de cocina, el jefe de compras, el dueño del restaurante, el del guachinche, el del gastrobar, el que vende el producto en el mercado …?

Para evitar estos fraudes, recomiendo que antes de que emplaten, requieran la procedencia del producto. Hay lugares donde ya lo hacen. En otros locales el chef se acerca a tu mesa y te enseña el producto justo antes de cocinarlo, en otros suelen ofrecer el origen y te exhibe lo que te vas a comer,   otras veces  están cocinando, en lo que se denomina, cocina al aire, donde los comensales son testigos del producto y su elaboración hasta que llega a la mesa. Cada vez se estila más este hábito.

En definitiva ¿Cómo debemos actuar cuando nos engañan? En mi opinión,  ponerlo en conocimiento con algo que, en principio, suele funcionar; la hoja de reclamaciones, que no os intenten   confundir con la de queja,  y después se puede iniciar y seguir el procedimiento. Por todo entiendo que hay que cuidar lo nuestro, lo que nos comemos, y cada vez mas cuando están proliferando  la cría de muchos gatos que te ponen en la mesa pensando que nos comemos una   liebre. Lo cierto es que deben de huir de esos lugares donde te ofrecen productos que pagas y no consumes. Y si os encontráis con alguno de estos sitios os animo a que lo contéis.

De todas maneras, como en todas las profesiones, en la de los fogones, también hay mucho listo, yo la suelo comparar con los talleres mecánicos, pero esa es otra historia …

Juan Antonio Inurria y Nieto

Juan Antonio Inurria y Nieto

Abogado

Abogado. Socio Director Grupo Inurria «Artesanos del Derecho»

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