GUACHINCHE ROMANCE, UN RELINCHO EN BARROSO

Cuando en Diciembre de 2011 murió el caballo de pura raza española “Romance” propiedad del joven Mauro Marrero, nadie pudo imaginar que un año después, en 2012, le sirviera este suceso al que fuese su dueño para bautizar con el nombre de la montura un Guachinche en el barrio de Barroso en La Orotava, muy cercano a Pinolere.

Es el Guachinche Romance un lugar encantador, donde a Mauro y a su familia les gusta hacer amigos en lugar de clientes y que se disfrute allí de la comida, del vino y del lugar para que al salir por la puerta lo hagamos pensando en cuando volveremos, cosa que sucede así sin duda alguna.

Ubicado en una casa típica de la zona, posee varias salas de bodegas exquisita y tradicionalmente decoradas, destacando una venta o colmado a la entrada con todos los productos que en estas tienditas fueron, son y serán; un pequeño comedor adornado con recuerdos del propio caballo Romance y una despensa refrigerada en una cueva (con cristal visto para observar el producto que sería la envidia de cualquier gran tienda gourmet de lujo), además de una terraza y un jardín, con zonas separadas y parrilla, donde degustar sus viandas con vistas a La Orotava y al Océano Atlántico.

Tras el recorrido exploratorio tanto por el exterior como el interior, acompañados de Mauro nos asentamos en la bodega superior a comprobar que no solo de la vista se alimenta el espíritu y mucho menos el cuerpo, y preparados ya con dos medias de Vino de su propia cosecha, de la de verdad pues en esta casa se observa escrupulosamente la norma para el vino que desde el Gobierno de Canarias rige para este tipo establecimientos, nos dispusimos a probar los platos típicos canarios que siempre se sirvieron junto a un vaso de buen vino en nuestras bodegas y hogares de la infancia.

Comenzamos con un plato servido en pizarra de Surtido de Quesos Canarios, de la zona, palmeros, ahumados y con pimentón que fueron buen entrante frío para continuar con unas Garbanzas Compuestas al modo y costumbre en nuestras islas, guisadas en esta ocasión con costillas y chorizo. Plato éste de entre los más tradicionales de la cocina canaria y en el que la diferencia entre garbanzos y garbanzas que tanto desconcierta a los foráneos radica en que siendo el garbanzo la legumbre cruda, se transforma de género en nuestro lenguaje insular pasando a garbanza cuando ya ha sido cocinado.

Proseguimos en un frío viernes de marzo, como no, con un Escaldón de Gofio con Caldo de Carne y Cebolla de Guayonge, receta de la que nunca encontraremos dos iguales. Nuestra cebolla más emblemática le confiere en crudo al escaldón, con su mayor dulzor y menor picor, un sabor espectacular a la vez que aporta un alto contenido en sodio y magnesio. Variedad local de cebolla propia de la zona del barranco del mismo nombre en Tacoronte y el paraje de Juan Fernández, su cultivo puede extenderse a las zonas próximas de El Sauzal por un extremo y al Valle de Guerra por el otro.

Unos Huevos a la Estampida con papas y “chorizo perro” hacen presencia y no solamente demuestran que los platos más suculentos no son necesariamente los más difíciles de preparar ni los que más tiempo de cocina requieren, sino que además con esa yema blanda invitan a mojar el pan de matalahúva, ese pan con anís en pepita que le da un sabor y olor espléndido y que en las zonas rurales de nuestro Archipiélago se denomina también pan del campo. Tras los huevos unos Champiñones empanados con salsa de alioli hicieron su aparición en la mesa, sencillos y diferentes en texturas y sabores.

Concluyendo lo que pretendía ser un menú degustación y terminó convirtiéndose en un festín gastronómico no podía culminar éste sin una gran Parrillada de Carnes con pimientos rojos asados y conformada por chuletas y costillas de cerdo del país, filetes de cochino y cuartos de pollo a la brasa.

De postre, recordando nuestra niñez, unas Timbas de Galleta María con Queso Blanco y Dulce de Membrillo, que apetecían y quitaban el hipo, siendo además motivo de disputa infantil entre los comensales presentes por poder repetir otra.

El encanto de este Guachinche Romance radica no solo en su joven historia, el entorno, la decoración, su vino o una comida sencilla y casera pero excelente, a un precio más que económico no superando nunca los 10 Euros por persona, sino también en un trato familiar y cercano que confirma que nuestra tierra no solamente da buenos productos sino también buena gente.