La Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, a través del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA), ha puesto en marcha una nueva instalación destinada al análisis sensorial de productos agroalimentarios, necesarios para que a una producción se le conceda un sello de calidad. El Ejecutivo canario busca que esta nueva sala de catas sea la primera avalada por la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC) del Archipiélago.

El consejero, Narvay Quintero, acompañado por el director del ICCA, José Díaz-Flores, inauguraron este viernes 4 esta nueva infraestructura, que está integrada en el Laboratorio Agroalimentario de Canarias y se localiza en un edificio anexo a éste, en el municipio de La Laguna. Este espacio, que tiene una superficie de unos 300 metros cuadrados, cuenta con 15 mesas de cata y un área de preparación.

Esta sala de cata responde a la apuesta decidida del Gobierno de Canarias por la calidad diferenciada, un aspecto por el que los productores con el apoyo de las administraciones deben seguir apostando para diferenciar nuestras producciones agroalimentarias, una forma también de ser más competitivos en otros mercados”, señaló el consejero Narvay Quintero.

El ICCA ostenta desde hace años la acreditación de la norma ISO para los análisis físico-químicos de los productos agroalimentarios, y logra cada año la cobertura de más parámetros y productos. En este sentido, uno de los objetivos principales de este organismo autónomo es ampliar el alcance de esta acreditación al análisis sensorial de alimentos, ya que en Canarias no existe ningún laboratorio acreditado para desarrollar estos estudios, debido a que las exigencias son tan elevadas que resulta muy complejo lograr dicha acreditación.

Para la realización de estos análisis sensoriales, el ICCA dispone en estos momentos de un panel integrado por doce catadores, seleccionados a partir de un grupo más numeroso, por su aptitud para desempeñar esta tarea, y que se han ido formando y entrenando durante estos seis últimos años. También es necesario contar con un procedimiento adecuado para realizar estos estudios y evaluar los resultados, especialmente complejo en el caso de algunos productos menos conocidos, como el gofio, en el que el ICCA lleva tiempo trabajando.

La normativa europea que regula el reconocimiento de los distintivos de calidad Denominación de Origen Protegida (DOP) e Identificación Geográfica Protegida (IGP), de los que ya se benefician productos canarios como los vinos, quesos, el gofio, las papas antiguas o el plátano, entre otros, establece que estas producciones cumplan con los requisitos que figuran en sus respectivos pliegos de condiciones, documentos normativos que recogen las características que deben poseer para poder usar dicho sello. Entre estas propiedades se encuentran las organolépticas o sensoriales, es decir, aquellas que hacen referencia a aspectos como el sabor, la textura, el aroma, etc.

Dichos requisitos deben ser comprobados por los organismos que realicen el control y certificación de estas figuras de calidad, responsabilidad que, en el caso de Canarias recae en el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA), para lo que es necesario contar con un espacio habilitado para ello, que cumpla con lo establecido por las normas ISO, con un panel de cata compuesto por catadores específicamente entrenados para desempeñar esta labor y con un método o sistema de análisis que permita valorar su calidad de forma objetiva y cuantificable.

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