Sin duda es el nombre que recibe el famoso bocadillo, el de toda la vida.
Si existe un momento importante a lo largo del día, al mismo tiempo que una cita ineludible es la esperada hora del bocata. La llegada del panadero con el pan calentito dentro del saco de reparto, desde pequeño era un momento importante. Casi siempre un pan por cada miembro de la familia.
El contenido en un principio era muy tradicional, chorizo de marca Revilla o el tradicional conocido con el nombre de Perro. Por un codito de pan han existido bastantes enfrentamientos e incluso más de uno lo reserva para el café o cortado. Hay dos bocatas que son famosos, el de calamares que muchos lo acompañan con mayonesa o un chorrito de limón y el de sardinas con cebolla roja. Este último y para gustos colores, en el desayuno lo suelen mojar en el café con leche, dejando unos circulitos de grasa en el mismo. El de boquerones y tomate no tiene desperdicio al igual que el de anchoas con pimientos. Los niños en la merienda, se lo comen con la famosa Nocilla o simplemente un pedazo de tableta de chocolate. El de serrano a la catalana con tomate y aceite de oliva, es todo un manjar.
En la actualidad, dominan el de pollo desmenuzado o pechuga, pata con queso amarillo o blanco con unas gotitas de tabasco, mechada, lomo con queso amarillo y el de atún con todas sus modalidades y complementos como el pimiento verde y la cebollita picada.
Muchas veces el contenido de los bocatas es escaso, quejándose muchas personas de la existencia de cantidad de pan y poco relleno, sin duda un gran error. No se debe poner poca cantidad, que el bocata de lo elegido tenga más sabor a pan. Las lonchas de los embutidos, en muchas ocasiones son más finas que una radiografía del hospital. Doblar un número determinado de lonchas hace que un bocata sea auténtico y un motivo para comentar con el alrededor así como promocionar el local. Después de todas las modalidades citadas anteriormente, uno opta por pedir un simple bocata calentito de jamón y queso con mantequilla, que sabe a gloria.
El modelo sanwich es más sencillo, el tradicional o mixto y el americano o club.
En fin, al final todos están riquísimos y exclamaremos aquello de: “Ñam,ñam”.
Bernardo Lozano Acuña
Escritor
Escritor, Conferenciante y Columnista de La Opinión de Tenerife