Pasa el tiempo y no cuesta nada recordar cosas de las que se guarda un buen recuerdo que permitió horas de tertulia y la guía de crecimiento de muchas personas.
Empezamos con la tónica Schweppes y su indiscutible presencia para todos los amantes de lo amargo y además sin alcohol. Seguimos con el Seven-Up, que se da a conocer como refresco y más tarde acompañará a otra bebida como el Whisky, toda una tradición esta mezcla.
El Trinaranjus se caracterizó por ser una bebida refrescante sin gas y eso le hizo contar con muchos adeptos frente a la Mirinda y la Fanta, sin olvidar al tradicional Clipper de fresa, estos con gas. El rey de los refrescos y todo el mundo recuerda, por algo será, es el Orange Crush, también en versión de limón y además su botella tiene carácter reciclable ya que muchos bares y guachinches la utilizan a día de hoy para la tradicional cuartita de vino. La Coca Cola hacía su presencia con la original, nada de nuevas versiones. Los mayores no dudaban en tomar los llamados Combinados, nombre que recibían varias bebidas mezcladas.
La cerveza normal y con sólo dos o tres marcas en el mercado, destacando la desaparecida “Mas” y Dorada. En la península destacaba la San Miguel y su característico botellín. Es bueno tener presente que la resaca de cerveza desaparece con otra cerveza bien fría y el resto de bebidas con un “Blody Mary”, esto último muy extranjero, no olvidando que para no encontrarse en este estado lo mejor es no beber.
Las papas fritas eran “Fritolay” y “Munchitos”, además de manises, hoy conocidos como caviar de monos, almendritas y millitos en versión normal o gigante, cumpliendo su misión, que no era otra sino que siguieras bebiendo.
Los polos de hielo de naranja y de limón, los cornetos de vainilla, fresa y chocolate junto con la tarta helada, mulatos y almendrados.
Hoy, los tiempos han cambiado y cualquiera se enfrenta a una nevera con todas las opciones posibles en su interior, junto con la obligación de tomar una decisión de seleccionarlo antes de abrir el refrigerador ante la atenta mirada de los presentes que no dudarán lo más mínimo en llamar la atención al que realice la acción con lentitud ante la presencia del frío. ¡Ole!
Bernardo Lozano Acuña
Escritor
Escritor, Conferenciante y Columnista de La Opinión de Tenerife