“ … Ninguna persona del estado ni condición que non sea osado de castrar colmena salvaje, cera ni miel ni enxanbre, so pena de cientaçotes, e que ninguna persona sea osada de comprar cera ninguna syn licencia de los deputados, para que sepa dónde prendió la dicha cera; e cualquier persona que lo conprare syn la dicha licencia incurra en pena, por la primera vez seiscientos mrs. para los propios e por la segunda MCC mrs. e por la tercera cientaçotes .“
Acuerdo del Cabildo de Tenerife, 11 de Marzo de 1503.
La apicultura representa una actividad agraria de gran tradición en la Isla de Tenerife, como lo atestiguan distintas referencias históricas sobre el tema como el acuerdo del Cabildo tinerfeño pregonado en la Ordenanza de las Colmenas publicado en 1503 y anteriormente citado.
La obtención de la miel y de la cera, fue actividad frecuente desde el primer momento de la colonización española, debido en gran parte a la abundancia de abejeras o enjambres silvestres, y por ello inmediatamente finalizada la conquista de las Islas por la Corona de Castilla, al apicultura tomó auge como actividad agraria, adquiriendo por ende gran relevancia económica y social en su época.
Prueba de ello son las muy numerosas referencias documentales a colmenas y miel existentes desde las Datas de El Adelantado, los acuerdos del Cabildo de Tenerife, incontables Protocolos Notariales de los escribanos de la época, así como numerosos nombres de lugares o accidentes geográficos de la zona: Roque de las Abejeras, Arona; La Hoya de las Colmenas, Buenavista del Norte; Las Colmenitas, Santa Cruz de Tenerife; Los Morros de las Colmenas, Arona; Ladera de las Colmenas, Buenavista del Norte; El Lomo de las Colmenas, Arico; El Colmenar de San Borondón, Icod de los Vinos; Colmenar de la Florida, San Juan de la Rambla; La Cruz de las Colmenas, Guía de Isora.
La Miel de Tenerife, según recoge su Pliego de Condiciones como Denominación de Origen Protegida (DOP), es la miel producida por las abejas melíferas en la Isla de Tenerife, a partir del néctar de las flores o de secreciones de otras partes de las plantas que crecen en los distintos ecosistemas de Tenerife, en colmenas de cuadros móviles y que en su procesado no es sometida a tratamientos térmicos. Se presenta en estado líquido, cremoso o cristalizado, así como en panal, o en trozos de panal.
Se caracteriza esta miel por una gran variabilidad de colores, sabores y tipos, reflejos todos de la variedad de ecosistemas y flora de la Isla, pudiendo ser Miel multifloral, Miel monofloral y Miel de Mielada.
Todas las mieles amparadas en la Denominación de Origen Protegida Miel de Tenerife proceden inequívocamente de especies vegetales endémicas adaptadas a suelos muy específicos, de origen volcánico y con una gran variación de tipos, que van desde suelos fértiles y profundos, hasta suelos pedregosos y poco evolucionados que son los que conocemos como malpaíses. De las 1.370 especies botánicas que posee catalogadas la Isla de Tenerife, 740 son endemismos y de éstos un centenar se consideran especies vegetales de interés fundamental para las abejas por su néctar, polen o propóleo.
Las abejas, verdaderas protagonistas de esta hazaña, pertenecen a un ecotipo local o híbridos de éste, la denominada Abeja Negra Canaria, raza adaptada al clima y la orografía tras siglos de evolución, constituyendo otra seña de identidad propia, presentando sus mieles gran singularidad que las diferencian de otras producidas en otros lugares o territorios, bien del Archipiélago o de la Península.
En las Cañadas del Parque Nacional del Teide, a 2.200 metros de altitud, 170 apicultores trabajan con 3.000 colmenas para producir una miel única en el mundo, como es la Miel de Tenerife (DOP), compuesta del polen del tajinaste rojo y de la retama del Teide, dos especies endémicas de esta zona.