Pseudocereales ancestrales, como la quinoa peruana y el amaranto; el picante seductor de ajíes y chiles; desde derivados curiosos de arbustos, caso del afamado roiboos, al variopinto ramillete de raíces y algas marinas inimaginables… Unos llegaron para implantarse y afianzarse, otros quedaron en el más absoluto desuso y olvido.
Se pone de moda la moringa. Con nombre que recuerda a título de canción folclórica, es una auténtica bomba vital que contiene 90 nutrientes diferentes, tan valiosos como tonificantes en la nutrición de los seres humanos.
La materia prima –raíces, hojas, flores, corteza- se extrae de un árbol originario del Himalaya, en la India, y existen 13 especies, únicamente dos interesantes en cocina.
Con ramas y frutos rojos, y un matiz gustativo que recuerda bastante a la rúcula, al parecer supera nutricionalmente a la moringa común, constatados sus valores excepcionalmente altos. En alemán el nombre de Meerretichbaum (árbol de rábano picante) por el alto contenido de glucosinatos en sus raíces y su sabor y olor intensos, parecidos a los de dicho rábano. Las hojas frescas se pueden comer crudas en ensalada o cocinadas como si fuesen espinacas.
Francisco Belín
Periodista
Periodista y escritor, coordinador de Gastronomía durante casi tres décadas del Grupo El Día. Actualmente lleva diversos cometidos de comunicación gastronómica específicos tanto en Canarias como en tierras peninsulares. Es también miembro de la Real Academia de Gastronomía emplazada en Tenerife.